Las falacias lógicas pueden resultar desafiantes de identificar, pero estás a punto de adquirir las habilidades necesarias para reconocerlas. Mientras algunas falacias lógicas son evidentes y reflejan una falta de coherencia en un argumento, otras se ocultan en reuniones y conversaciones diarias de manera más sutil.
En esta guía, aprenderás a desarrollar argumentos más sólidos y a identificar las diversas falacias lógicas con facilidad y precisión. ¡Prepárate para potenciar tus habilidades en el arte de la lógica!
Qué es una falacia lógica
Las falacias lógicas son argumentos falsos que pueden parecer válidos si van acompañados de persuasión psicológica pero se pueden desmentir a través del razonamiento y un análisis detallado.
Existen dos tipos de falacias, la formal y la informal, y ambas generalmente se componen de un argumento y de una premisa que no se sustenta en la conclusión.
- Las falacias formales son argumentos que tienen una estructura lógica inválida o se componen de errores de contexto.
- Las falacias informales son argumentos que tienen premisas irrelevantes o incorrectas.
Cuando logras entender las falacias lógicas básicas, tienes la capacidad de analizar en detalle los argumentos y discusiones del día a día para separar los hechos de la ficción.
1. La falacia del hombre de paja
Esta falacia se presenta cuando se simplifica o distorsiona un argumento y se crea una «persona de paja» fácil de atacar. Quienes usan esta falacia optan por presentar una versión similar pero no igual de tu argumento para dirigirse a ella y así crear la ilusión de ganar la discusión fácilmente.
Ejemplo:
Juan: Creo que deberíamos contratar a alguien para rediseñar nuestro sitio web.
Lola: ¿Quieres decir que debemos desperdiciar todo nuestro dinero en recursos externos en lugar de crear nuestro propio equipo de diseño dentro de la empresa? Porque eso nos afectará enormemente a largo plazo.
2. La falacia ad populum
Solo porque un gran número de personas crea que algo es cierto, no significa que así sea. La popularidad de un argumento no es suficiente para que sea válido, pero a veces es la única justificación que tiene para existir. Los argumentos de este tipo no tienen en cuenta si la población que los respalda realmente está calificada para hacerlo o si existe evidencia contradictoria.
Si bien esta falacia lógica es común verla en publicidad (p. ej.: «tres de cada cuatro personas consideran que con el jabón de la marca X la ropa queda más limpia»), también puede aparecer en reuniones y conversaciones diarias.
Ejemplo:
La mayoría de la gente cree que los anunciantes deberían invertir más en vallas publicitarias, ya que son la mejor forma de publicidad.
3. La falacia de apelación a la autoridad
Es verdad que apelar a la autoridad no es siempre una falacia; sin embargo, puede resultar peligroso confiar demasiado en la opinión de una sola persona, especialmente en casos en los que esa persona trata de validar algo fuera de su campo de experiencia.
Tener a una figura de autoridad que respalde tu argumento te brinda un gran valor, pero no puedes permitir que esto sea el fundamento de tu postura. Solamente porque alguien con poder crea que algo es verdadero, no significa que siempre lo es.
Ejemplo:
A pesar de que los resultados del último trimestre son más bajos de lo esperado, debemos seguir usando la misma estrategia porque nuestra CEO dice que es lo mejor.
4. La falacia de falso dilema
Esta falacia tiene la característica de presentar problemas complejos como dos ideas opuestas entre sí. El falso dilema ocurre cuando se asegura que solo pueden darse dos posibles resultados opuestos, en lugar de reconocer que todos los problemas deben tener en consideración una variedad de posibilidades y resultados.
Además, esta falacia puede llevar la credibilidad a dos escenarios extremos sin tener en cuenta la posibilidad de replantear el problema en busca de soluciones alternativas.
Ejemplo:
Solo podemos llevar a cabo el plan de Amelia o el proyecto fracasará. No hay más opciones.
5. La falacia de generalización apresurada
Se presenta cuando alguien saca conclusiones muy amplias sin tener evidencia suficiente o adecuada. Es decir, esta persona llega a una conclusión sobre la validez de una proposición sin tener evidencia que la respalde y sin contemplar cualquier posible argumento en contra.
Ejemplo:
Dos miembros de mi equipo son más abiertos con sus colegas ahora después de tomar clases para hablar en público. Esto prueba que todo el personal de la empresa debe tomar estas clases para mejorar su interacción con los demás.
6. La falacia de causa falsa
Es opuesta a la falacia de generalización apresurada y se presenta cuando existe suficiente evidencia lógica que indica que una conclusión es verdadera pero alguien no la reconoce y le atribuye su resultado a la coincidencia o a una causa que no tiene ninguna relación.
Ejemplo:
A pesar de que todos los proyectos que Pedro ha dirigido en los últimos años se tardan mucho más de lo planeado, aún creo que se debe a circunstancias fuera de su alcance y no a sus habilidades para gestionar proyecto.
7. La falacia de correlación o causalidad
Si dos eventos parecen tener relación entre sí, no necesariamente quiere decir que uno sea la causa del otro.
Esta falacia parece fácil de descubrir, pero poder hacerlo requiere práctica, especialmente cuando en realidad se busca encontrar una correlación entre dos conjuntos de datos para probar un argumento.
Ejemplo:
Las vistas de nuestro blog descendieron en abril. También cambiamos el color de nuestro encabezado del blog en este mes. Esto significa que cambiar el color del encabezado provocó la disminución de las visitas al blog en abril.
8. La falacia de evidencia anecdótica
Esta falacia sustituye toda evidencia lógica con ejemplos de la experiencia personal de alguien.
Cuando los argumentos se basan ampliamente en anécdotas, tienden a pasar por alto el hecho de que una experiencia no puede ser la prueba definitiva de una premisa.
Ejemplo:
Un cliente logró duplicar su tasa de conversión después de cambiar a rojo el color de todo el texto de sus landing pages. Por lo tanto, está comprobado que cambiar a rojo todos los textos duplicará las conversiones.
9. La falacia del francotirador
Su nombre proviene de una anécdota sobre un granjero que dispara su arma contra un granero a gran distancia y luego decide pintar una diana alrededor de un grupo de agujeros. De esta manera, fabrica la evidencia de su gran puntería.
Cuando alguien aplica la falacia del francotirador, tiende a elegir grupos de datos con base en una conclusión predeterminada.
Esta persona prefiere encontrar patrones y correlaciones para sustentar sus propias metas en lugar de utilizar un amplio espectro de evidencias que le permitan llegar a una conclusión lógica. Esto también implica ignorar cualquier evidencia que contradiga los resultados deseados o que indique que los datos no son relevantes.
Ejemplo:
Sandra vendió su primer startup a una importante multinacional y esto demuestra que es una emprendedora exitosa. (Se ignora el hecho de que cuatro de sus emprendimientos han fracasado desde entonces.).
10. La falacia de punto medio
Con esta falacia, se asume la credibilidad de una afirmación que se ubica exactamente en la mitad de dos posturas extremas. Estos argumentos ignoran que es posible que uno o ambos extremos sean completamente falsos o verdaderos y, en consecuencia, la afirmación del punto medio sea inválida.
Ejemplo:
Mario cree que la mejor manera de aumentar las conversiones es rediseñar el sitio web, pero Juana se opone rotundamente a hacerle algún cambio. Por lo tanto, la mejor opción es rediseñar solo unas partes del sitio web.
11. La falacia de carga de la prueba
Si una persona afirma que X es verdadero, es su deber proporcionar la evidencia que respalde esta premisa y, por lo tanto, no es válido afirmar que X es verdadero hasta que alguien más pruebe lo contrario. Del mismo modo, es inválido afirmar que X es verdadero porque es imposible probar que es falso.
Es decir, solo porque no se ha presentado la evidencia en contra de algo, no se hace verdadero automáticamente.
Ejemplo:
Luciana cree que la oficina del departamento de marketing está embrujada porque nadie ha podido comprobar que no lo está.
12. La falacia de incredulidad personal
El hecho de no comprender cómo o por qué algo es verdadero, no significa que sea falso. La falta de comprensión o entendimiento no es suficiente para demostrar que el argumento es inválido.
Ejemplo:
No entiendo cómo rediseñar nuestro sitio web logró aumentar las conversiones, por lo que el aumento se debe a otra causa.
13. La falacia de «ningún auténtico escocés»
También conocida como la falacia de apelación a la pureza, se usa para proteger generalizaciones universales a través de contraejemplos y así cambiar las condiciones del argumento original para excluir la idea que se está protegiendo.
En otras palabras, esta falacia consiste en modificar los términos de una afirmación al punto de no reconocer que existe un ejemplo que se opone a su argumento original. En el siguiente ejemplo, Clara presenta un contraejemplo válido a la afirmación de Esteban, pero él cambia los términos para excluir el ejemplo de Clara.
Ejemplo:
Esteban: ningún profesional del marketing pondría jamás dos CTA en una misma landing page.
Clara: Mercedes es una profesional del marketing que logró tener mucho éxito usando dos CTA en la misma landing page en nuestra última campaña.
Juan: Pues, ningún auténtico profesional del marketing pondría jamás dos CTA en una misma landing page, por lo que Mercedes no debe ser una auténtica profesional del marketing.
14. La falacia ad hominem
Esta falacia ocurre cuando se ataca a alguien de forma personal en lugar de usar la lógica para refutar su argumento.
Se presentan ataques a la apariencia física, a los rasgos de la personalidad o a otras características con el fin de criticar el punto de vista de la otra persona. Estos ataques también se pueden dirigir a grupos o instituciones.
Ejemplo:
Lucía: Debemos revisar estos datos otra vez para asegurarnos de que son precisos.
Tomás: Veo que sugieres eso porque sé lo que te cuesta hacer cálculos.
15. La falacia tu quoque
La falacia tu quoque (que en latín significa «tú también») es un intento inválido de desacreditar al oponente y consiste en responder a las críticas con más críticas sin llegar nunca a presentar un contraargumento a la afirmación original.
En el siguiente ejemplo, Luisa presenta una afirmación. Mario opta por decir otra afirmación en contra de Luisa en lugar de mostrar evidencia lógica contra su premisa. Este ataque no ayuda a Mario a contraargumentar la premisa Luisa porque en ningún momento se hace referencia a la afirmación original.
Ejemplo:
Luisa: No creo que Mario tenga el perfil ideal para dirigir este proyecto porque no tiene la experiencia suficiente en esta área.
Mario: Pero tú también tienes poca experiencia en gestión de proyectos.
16. La falacia de falacia
Hay algo que tener en cuenta al momento de identificar las falacias y es que solo porque el argumento de alguien las aplique, no significa necesariamente que sea un argumento falso.
Una afirmación que contiene una falacia en su argumento no resulta inválida de manera automática, solo indica que tal argumento no le da la validez que respalde a la premisa. Es decir, el argumento puede ser malo, pero no necesariamente erróneo.
Ejemplo:
El argumento de Enrique a favor de rediseñar el sitio web de la empresa claramente se basaba en estadísticas elegidas de forma predefinida para respaldar su afirmación, por lo que Laura decidió que hacer el rediseño no puede ser una buena idea.
Reconoce las falacias lógicas
Cuando logras reconocer las falacias lógicas dentro de un argumento y aprendes a contrarrestarlas, tienes una valiosa herramienta para afrontar disputas personales y profesionales. Esperamos que esta guía te ayude a utilizar la lógica para evitar caer en algunas de las trampas argumentales más comunes.